martes, 5 de mayo de 2015

La Guerra de la Independencia en la Vera de Plasencia

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LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN LA VERA DE PLASENCIA.

En 1807 Francia se alía con España para ocupar Portugal. Se permite el paso de las tropas francesas por España, con Napoleón Bonaparte en cabeza, para dirigirse al país luso. Pero las tropas de Napoleón se diseminaron, ocupando diversas ciudades a lo largo de la geografía española. Muy pronto se hizo evidente para todos que la entrada consentida de las tropas napoleónicas se había convertido en una ocupación de nuestro país.
Esto unido a la alarma que provocan las noticias que llegan de Bayona desencadena una insurrección popular el 2 de mayo de 1808, en Madrid, que reprimida brutalmente por los franceses. El 5 de mayo de 1808 Napoleón obliga a el Rey Carlos IV, y a su hijo Fernando (entre ambos se disputaban el reinado) a abdicar al trono a su favor, quien lo cedería posteriormente a su hermano José Bonaparte.
Los días siguientes los levantamientos antifranceses se extienden por todo el país. Para hacer frente al invasor, se constituyen Juntas Provinciales, que asumen la soberanía en nombre del rey ausente. En junio de 1808 toda Extremadura se había levantado en bloque contra los franceses y se creó una Junta Provincial de Defensa que ostentó el poder desde el verano de 1808. Casi todos sus miembros pertenecían a las élites eclesiásticas, nobiliarias o militares. Inicialmente su sede estuvo en Badajoz.
En Plasencia, la ruptura vino acompañada de graves desórdenes que culminaron en derramamiento de sangre, con el asesinato de varios vecinos acusados de connivencia con el invasor. Se formó también una Junta local de armamento y defensa bajo la presidencia del obispo de la diócesis.
“De orden superior.
Consiguiente á oficio de la Junta de Plasencia, con remisión de un exemplar en idioma francés y castellano, que el Alcalde de Navalmoral le dirigió, la Suprema Junta de esta Provincia ha resuelto se anuncie en el Diario, que los franceses procuran esparcir escritos para engañar los pueblos con falsas promesas y terribles amenazas, previniendo, que los buenos Españoles entreguen los tales escritos á las respectivas Juntas de sus Partidos ó directamente á esta misma Suprema, para que se tomen las oportunas providencias, y la de que se quemen en la plaza Pública, por mano del Verdugo, manifestando á las Autoridades los Extrangeros ó Españoles viles, que procuran esparcir tales escritos de nuestros enemigos, para su arresto y severo castigo, por convenir así a la salvación de la Patria, que es lo que esta junta anhela, y desea viva y eficazmente. Badajóz. 3 de Diciembre de 1808.”
Diario de Mallorca, 1 de febrero de 1809.
En otoño de 1808 comenzó la ofensiva francesa, que llegó a Extremadura en abril de 1809.
A mediados del mes de diciembre de 1808 llegó a Plasencia la noticia de que desde Madrid bajaba un gran ejército, compuesto de unos 15.000 hombres al mando del General Lefevre y su segundo Sebastiáni. La Junta local dispuso que cuantos hombres estuvieran en posesión de armas, tanto en la propia ciudad como en los pueblos próximos, junto con algunas tropas de infantería y caballería que se hallaban en la ciudad, y que sumaban, en total, más de 500 hombres, marchasen hacia el río Tiétar, se apoderasen de las barcas de la Bazagona y fortificasen su margen derecha.
El día 26 de diciembre las tropas francesas lograron atravesar el Tiétar y ocuparon Malpartida de Plasencia, donde hubo actos de venganza de los franceses a sus habitantes e incendiaron la población.
El 28 de diciembre de 1808, por la tarde, entró en Plasencia una primera avanzadilla del Ejército Francés que permaneció hasta el día 1 de enero de 1809. En estos pocos días, los franceses aprovecharon para saquear y destrozar la ciudad.
La posición de Plasencia, como lugar estratégico de tránsito entre Castilla y Extremadura fue escenario durante la Guerra de la Independencia del paso de abundantes tropas francesas en numerosas ocasiones, llegando a ocupar la ciudad un total de doce veces, con los consiguientes y respectivos saqueos.
En la Gazeta del Gobierno (Sevilla) del 17 de marzo de 1809, encontramos estos dos sueltos en los que se habla de las escaramuzas entre las tropas en la zona del río Tiétar y los pueblos de la Vera.
“El General en Xefe del exército de Extremadura: Don Gregorio de la Cuesta, con fecha de 12 del corriente ha dado cuenta de que D. Josef Gutiérrez, Capitán del segundo regimiento de Voluntarios de Madrid, y Comandante de la tropa de dicho cuerpo y de otras partidas puestas sobre los vados de la orilla derecha del rio Tiétar, le había participado que el día 9 del mismo pasaron de 30 a 40 franceses de infantería con caballerías de carga para llevar comestibles de la villa de Jaraíz: que dentro de ella fueron acometidos por el subteniente D. Josef Sanchez que había acudido con su partida, y los arrojó del pueblo batiéndoles en su retirada, que dirigieron por el punto en que estaba apostado el referido Comandante: que éste cargó de nuevo sobre ellos ántes de que repasasen el vado: que en este ataque les mató 8 hombres además de algunos heridos, tomándoles 11 prisioneros, 6 caballerías mayores, y 5 menores sin más pérdida de nuestra parte que la de un muerto y dos heridos.”
“Por oficio dirigido al Sr. Francisco de Saavedra por el Comandante del resguardo de Plasencia D. Josef Colmenares de Igea, consta: que el Cabo de rentas establecido en la villa de Tejada a las inmediaciones del mismo río, después de haber cubierto el lugar de Garganta, y la villa de Quacos para evitar la extracción de víveres, se acercó a la de Jaraíz en donde encontró la novedad de la acción que queda referida, y rechazados los enemigos: entonces se agregó con sus dependientes a la tropa y paysanage que les persiguieron en la retirada, y observó que, además de la pérdida arriba expresada, se ahogaron al repasar el Tiétar 3 de los enemigos, quienes se replegaron precipitadamente al cuerpo de su exército.
S.M. ha mandado que se haga notorio este suceso para satisfacción del público, y de los que han concurrido a la acción con tanta bizarría.”
Las situaciones de asedio a las que se veían sometidas las poblaciones eran muy frecuentes. El saqueo de los pueblos por parte de los ejércitos imperiales fue una práctica muy extendida. Muchas de las entradas de los ejércitos en los pueblos se convertían en auténticos actos de vandalismo. En muchas ocasiones se trataba de “ajustar cuentas” o adoptar “represalias” por las propias acciones de defensa llevadas a cabo por los moradores.
“El 28 de abril de 1809.
En el Partido de Plasencia interceptaron los paisanos un correo francés, que llevaba la correspondencia de este exército enemigo: mataron á tres soldados que lo acompañaban, y han remitido la valija á esta Superior Junta de Gobierno, la qual parece contiene papeles interesantes.”
Diario Mercantil de Cádiz. 7 de mayo de 1809.
“Nuestros exércitos de Estremadura y de la Mancha se han retirado oportunamente. El primero tiene su quartel general en el Puerto de Miravete, y defendidos con baterías los puentes de Almaraz y Puente del Arrzobispo.
Los ingleses se acercan a las orillas del Tiétar. Victor tiene sus fuerzas entre Talavera y el río Alverche.- En Sta. Elena está de nuevo el quartel general del Sr. Venegas. El coronel Lacy batió y dispersó el día 28 próximo en Torralba con dos regimientos de caballería y una compañía de cazadores á 5 regimientos de caballería francesa con cañones, matándoles e hiriéndoles mucha gente. Dicen que Josef Napoleón se halla en Almagro.”
Semanario patriótico. 6 de Julio de 1809.
En otro orden de cosas tenemos la destrucción de cosechas, consecuencia de la política de tierra quemada aplicada por los extremeños, que pretendían con ello impedir a las tropas francesas mantenerse de los recursos que existían sobre el terreno que ocupaban. La lucha contra los ejércitos franceses conllevó un importante deterioro de las condiciones de vida de la población, aumentando considerablemente las enfermedades epidemiológicas, que a su vez causaron numerosas bajas en la población. Las familias estaban continuamente sometidas al proceso de entrega de víveres, animales, carros, utensilios de trabajo y sustentos para los animales de los ejércitos.
En 1810 casi toda la región estaba ya en manos de los franceses. El gobierno afrancesado establece las prefecturas de Cáceres y Mérida.
La importancia otorgada a Portugal tanto por parte francesa como inglesa, convirtió a Extremadura, región limítrofe con este país, en objetivo de uno y otro ejército.
Parte de la Junta de Plasencia a la Superior de Badajoz, desde el punto de su residencia, con fecha 16 de Agosto.
“Excmo. Señor: Desde el día 11 que se dio parte a V. E. de las ocurrencias que se sabían en orden a los enemigos, solo se ha sabido que éstos y la mayor parte de su exército permanece y subsiste en la ciudad de Plasencia, y que desde ella salen partidas a los pueblos inmediatos a robar y devastar. Desde esta villa se ha visto durante tres días la de Serradilla, donde incendiaron algunas eras, la dehesa, las cereas o vallados, y como unas ochenta casas de la población, entre ellas el convento de Religiosas que había; mataron además varias personas y hasta los animales que hallaron y quisieron; quedando el pueblo y sus vecinos en un estado completo de ruina. Lo mismo se dice de otros pueblos que igualmente han incendiado, como Pasarón, Arroyomolinos, El Barrado, Garganta la Olla, Texada, Rio-lobos, Malpartida, la Oliva y otros menores. Registran con escrupulosidad los campamentos que hay en las sierras y en los montes, y no contenta su ambición con robarlo todo, pasa su fiereza brutal a disparar tiros a las personas, haciendo cadáveres a quantas tienen la desgracia de ser percibidas por ellos, sin distinción de sexo ni edad: roban a manera de salteadores en los caminos a los arrieros y viajantes, y los asesinan después como hicieron con once junto a Serradilla, que ataron a unos árboles y se entretuvieron a tirar al blanco con ellos, y solo uno pudo ser socorrido, y escapó la vida sin embargo de tener tres balazos…”
Diario Mercantil de Cádiz. 4 de Septiembre de 1809.
La lucha contra las tropas napoleónicas se organizó en Extremadura recurriendo tanto a fuerzas militares regulares, como a partidas de civiles, que organizaron una lucha de guerrillas.
Tampoco podemos infravalorar las repercusiones que para las familias de base agrícola y artesanal tenían los alistamientos de los varones al ejército regular y a las guerrillas que se formaron con tanta profusión. Los llamamientos a la movilización fueron generales, estableciéndose grandes penas (incluida la muerte) para aquellos que no acudieran. Esos varones se encontraban precisamente en la edad más apropiada para el trabajo y, por consiguiente, para contribuir al sustento alimenticio de la familia. Prescindir de ellos conllevaba que la mujer tuviera que asumir ese cometido y por lo tanto aminorar las atenciones propias de la vida familiar, especialmente las que requerían los más pequeños de la casa.
También fue importante la pérdida de parte de nuestro patrimonio artístico como consecuencia tanto del saqueo como de la destrucción causada por la guerra, de las que tenemos evidencia incluso por la transmisión de la memoria colectiva en todos los pueblos de la comarca.
El 12 de Agosto de 1809, quince días después de haber sido derrotados los franceses en la batalla de Talavera de la Reina, una columna desarticulada del grueso del ejército galo penetró en la Vera. Al acercarse al monasterio los frailes lo abandonaron. El Monasterio de Yuste fue incendiado por los franceses, con todas sus riquezas, retablos y objetos, así como su magnífica biblioteca. El incendio destruyó gran parte del conjunto, sólo se salvaron la iglesia, el palacio y la llamada casa del obispo. El resto sufrió serios desperfectos, especialmente la parte del convento correspondiente a la ampliación del siglo XVI, el llamado claustro de Oropesa.
El 30 de julio de 1810 El Español (Londres) publica una carta de Sir A. Wellesley dirigida a Mr. Frere en la que se queja del trato diferenciador que los pueblos dispensan a los diferentes ejércitos, siendo el ejército inglés el más perjudicado, ya que los alcaldes no le proporcionan los medios de transporte ni las provisiones que necesitan, amenazando incluso de abandonar España y dejarla a su suerte en la lucha con el ejército francés; poniendo como ejemplo el trato que se le ha dispensado por los alcaldes de los pueblos de la Vera:
“Esta intimación se ha hecho mucho más necesaria de dos días acá, en los quales, siento decir que aunque mis tropas han estado en marchas forzadas, en operaciones cuyo éxito, debo decir, dependía de ellas solas, nada han tenido que comer, entretanto que el exercito Español tenía abundancia de víveres, y a pesar de que tengo en mi poder los papeles de obligación, hecha por los alcaldes de los pueblos de la Vera de Plasencia, de proveer este exército con 250,000 raciones, antes del 29 del corriente.
Ciertamente siento la necesidad en que me veo de hacer alto al presente, y que me obligará á salir de España, si continúa. No hay quien no confiese (y aun el mismo general Cuesta lo conoce) que mi conducta en hacer alto aora, ó en retirarme en el caso dicho, es del todo justa. Lo que yo puedo decir es, que jamás he visto un exército tratado tan mal en ningún pays, ni uno que mereciera mejor tratamiento, si se considera que todo depende de sus operaciones. Es ridículo decir que el pays no tiene medios de darnos lo que necesitamos. El exército francés está bien mantenido; los caballos de su caballería en excelente estado, y los soldados que se han hecho prisioneros, en buena salud y bien provistos de pan, del que dexaban a retaguardia un pequeño almazen lleno. Esta provincia es mucho más abundante en granos que Portugal, y no obstante esto, en todo el tiempo de mis operaciones en aquel reino, jamás nos faltó pan, sino un solo día en las fronteras de Galicia. En la Vera de Placencia hay medios de proveer este exército por quatro meses, según estoy informado, y con todo eso los alcaldes no han cumplido sus obligaciones conmigo. El exército español tiene abundancia de todo, y nosotros solos, de quien todo depende, estamos realmente muriéndonos de hambre.”
En 1.810 las tropas francesas de Napoleón invaden de nuevo la Vera:
“Plasencia 14 de noviembre. Ayer mañana se presentó en Casa Tejada una avanzada enemiga como de 200 caballos; pero se ignora si permanece en dicho pueblo. En el mismo día llegó otra partida de franceses á Villanueva de la Vera: dicen que están muy disgustados, por carecer en el campo Arañuelo de los ganados y de los granos que entraban de Castilla por los puertos del Pico y Arenal, ocupados ahora por nuestras tropas.”
Gaceta del Gobierno de México, 26 de enero de 1810. Noticias de España
En mayo de 1811 las tropas inglesas y españolas, comandadas por los generales Beresford y Francisco Castaños, derrotaron a los franceses en la batalla de la Albuera. El 21 de diciembre de 1811, los franceses abandonaron por última vez la ciudad de Plasencia.
El año 1812 marca el declive de la ocupación francesa, cuyas tropas se vieron reducidas al ser destinadas a la campaña de Rusia.
El 7 de abril de 1812 las tropas inglesas, al mando del duque de Wellington, recuperaron la ciudad de Badajoz, y el paso estratégico de Almaraz el 19 de mayo. A mediados de 1812 prácticamente toda Extremadura estaba liberada.
La guerra dejó tras de sí una calamitosa situación económica y causó un gran número de muertos.
José María Ambrosio Sánchez